
Con blanco aliño
sazonas mi piel.
Con poco olfato
lames mi aroma.
¡Y vuelves a comenzar!
Enamorando mi cascaron
teñido en miel canela.
Ya no me queda tranquilidad
de un mañana más sano
de la plaga de tu cuerpo
que habita en mis deseos de fornicadora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario